Los 6 mitos de la rotura al doblar

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Llevo 10 años como responsable de una planta de encuadernación, y esos mismos 10 escuchando una y otra vez las mismas razones que dan los operadores cuando el papel que están doblando se rompe justo en donde se dobló. Desde mis primeros días, algunos maestros experimentados sugerían la solución: “Hay que mandarlo a suajar”. Sin embargo, muchas veces resultaba una sorpresa que no tenía contemplada en presupuesto ni en tiempo para realizar un proceso adicional. El trabajo debía entregarse en unas horas para no perder al cliente, al cual, el trabajo no le serviría tarde y no aceptaría mala calidad en el terminado. Era entonces cuando todos opinaban: “es el barniz”, “es que viene a contra hilo”, “la cartulina es muy gruesa”, “es imposible con plasta negra”, “la tinta no ancló”, “es la presión de los rodillos de la dobladora”.
Después de algunas malas experiencias procurába resolver el problema desde la planeación del trabajo, basado en estos comentarios: Sugeríamos al cliente imprimir en papel más delgado, hacíamos la formación invertida (aunque gastaramos un poco más de papel) para que el doblez quedara al hilo, usábamos tina y barniz más caros, o cotizábamos el trabajo incluyendo el suajado, corriendo el riesgo de que se elevara mucho el costo y nuestra competencia nos ganara por precio.
Transcurrieron 9 años para que diera con la solución: el problema no estaba en el barniz o la tinta, sino en el papel mismo. Basta con doblar a mano una hoja (del papel con problema) antes de realizarle cualquier proceso (imprimir, barnizar, doblar en máquina, etc) y ver con detalle el lugar donde se dobló, para darse cuenta que son las fibras del papel lo que se rompe, y no la tinta o el barniz.
En mi experiencia, más del 95% de las veces se logra eliminar por completo este problema haciendo un plecado adecuado, es decir, estirando las fibras del papel en el lugar en donde se va a doblar, para que al doblar soporten la distancia adicional que tienen que cubrir.Algunos de los mitos y la explicación que los hace populares:

1. El barniz UV.

Muchas veces el barniz UV brillante da la sensación de que el impreso tiene una película de cristal encima, que al doblarse es inevitable que se rompa y se craquele la impresión. Pero no es el barniz lo que provoca que se rompa la impresión. El problema viene desde abajo, cuando la fibra del papel se rompe y se lleva consigo la tinta y el barniz que tienen encima. Lo real es que el papel pierde humedad cuando pasa por las altas temperaturas de las lámparas de luz Ultravioleta, y un papel seco es más quebradizo que uno con condiciones adecuadas de humedad. Sin embargo, un plecado adecuado elimina el problema en ambos casos. No sobra decir que hay ocasiones que barnices de mala calidad o mal aplicados sean la causa del problema, pero es fácil de detectar ya que se desprenden al rascar con la uña, al pegar y despegar un diurex, o simplemente porque las hojas quedan pegadas entre sí.

2. El papel a contra hilo.

Efectivamente doblar el papel en la misma dirección que corre el hilo provoca mayor rotura que cuando se dobla en perpendicular. Sin embargo, cuando un papel es quebradizo, la fibra se romperá sin importar la dirección del hilo. El problema será más notorio a contra hilo y más fácil de disfrazar si se dobla al hilo, pero la rotura será inevitable. Cuando se pleca el papel, el problema se elimina por completo en ambos casos.

3. El grueso del papel.

Cuando doblamos papel grueso y se rompe, tenemos la sensación de que el efecto se incrementa con el papel grueso y es menor con el delgado, pero es una simple percepción. La realidad es que en todos los grosores de papel se rompe, pero cuanto más grueso es el papel mayor es la cantidad de capas de fibras rotas y se ve más aparatoso, pero si ves con detalle los papeles delgados tienen el mismo efecto pero en menor cantidad de capas. Por eso se ve menos. Paradógicamente resulta por mucho más difiícl eliminar la rotura de fibra de un papel delgado que de uno grueso.

4. Plasta de tinta.

Para los impresores, conseguir una plasta oscura (negra o azul) y pareja, siempre ha sido un reto. Para conseguirlo, se deben usar grandes cantidades de tinta y una vez que se logra, el mayor deseo es que nada eche a perder el trabajo. Cuando el trabajo es doblado sobre la plasta, es inevitable que brote el color del papel, que en el 95% de los casos es blanco. Cuanto más oscura es la plasta, mayor es el contraste con el blanco y el defecto se nota más. Una vez más el rompimiento no se debe a la cantidad de tinta sobre el papel, sino a la rotura de la fibra al doblarlo. Lo que se ve es el papel roto (y como consecuencia la impresión) como fondo. Si se evita que se rompa la fibra del papel, la impresión quedará impecable sobre el doblez. Esto sólo se consigue suajándolo.

5. La tinta no ancla.

Con el auge de la impresión digital y las nuevas tecnologías de impresión, cada vez escucho con mayor frecuencia que la razón por la que se rompe la impresión en el doblez es por falta de adherencia de la tinta. Y efectivamente en muchos casos esa es la razón. Pero en muchos otros es la vieja y conocida razón que conocemos los impresores en offset que es la rotura del papel. Para determinar si es la tinta o no, basta con frotar con la llema del dedo la impresión o rascar con la uña. Si la impresión permanece en su sitio, es problema del papel y se resuelve suajando.

6. La presión de los rodillos al doblar.

He visto a dobladores pasar horas moviendo las presiones de los rodillos para reducir o disfrazar la rotura del papel al paso por la máquina. El resultado siempre es el mismo: no se puede. Una solución que ayuda, pero que no elimina la rotura es doblar con la última reja para que el papel no recorra todos los rodillos ya doblado. Pero ni siquiera eso eliminará por completo el problema. Se puede comprobar que no es la presión, si doblamos el papel a mano con muy poca presión. El papel se romperá de todos modos. En cambio si se pleca, podrá pasar por los rodillos con toda la presión del mundo y no se romperá.